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Trump y el momento Sputnik

Juan Cristóbal Cruz Revueltas

12/02/2025

El pasado 21 de enero, las editoriales de los mejores medios internacionales daban cuenta de la audacia visionaria del presidente de los Estados Unidos. Se referían al anuncio de Donald Trump de un proyecto conjunto entre OpenAI, Oracle y SoftBank, denominado Stargate. Su objetivo declarado es el de crear una nueva infraestructura para OpenAI, empresa dedicada a la investigación en inteligencia artificial. Este proyecto, con un monto de inversión previsto del orden de los 500 mil millones de dólares, se entendió, tal como se puede leer en el sitio de internet de OpenAI, como una iniciativa destinada a reforzar la posición de los Estados Unidos como el indiscutible líder global de la inteligencia artificial. No extraña que algunos hayan comparado el anuncio de Trump con el respaldo que, en 1941, el entonces presidente de los Estados Unidos, Franklin D. Roosevelt, dio al Proyecto Manhattan. La capacidad nuclear conseguida a raíz de esta decisión otorgaría la superioridad tecnológica y militar a los Estados Unidos al final de la Segunda Guerra Mundial. El anuncio de Trump se puede entender, en efecto, como un eco al voluntarismo político de Roosevelt, acorde, por lo demás, con el “Make America Great Again”. Sin embargo, las cosas no siempre suceden como se espera.

El 27 de enero, DeepSeek, una aplicación china disponible para el público apenas desde el 10 de enero, sobrepasó a ChatGPT (desarrollado por OpenAI) como la aplicación gratuita más descargada en el sitio de Apple en Estados Unidos. Con el agravante de que DeepSeek fue desarrollada a pesar de las restricciones establecidas para limitar el desarrollo de la IA en China, entre ellas la venta de los chips de la compañía Nvidia, considerados ideales para el desarrollo de la IA. Peor aún, en los últimos meses, las empresas líderes en el terreno de la IA habían logrado hacer pasar por un hecho establecido que el monto de inversión requerido para poder competir con ChatGPT se situaba entre 10 mil y 100 mil millones de dólares. Sorpresa: el costo anunciado de la inversión requerida por el modelo de IA de DeepSeek es del orden de “sólo” 5.6 millones de dólares. Esta enorme disrupción hizo que los grandes inversionistas modificaran sus cartas, provocando, entre otros efectos, que las acciones de la mencionada empresa Nvidia perdieran 600 mil millones de dólares. Esta pérdida de valor de Nvidia representa la peor caída de capitalización bursátil en un solo día en la historia de Wall Street y también implicó, en lo general, una pérdida de alrededor de 1.5 billones de dólares en capitalización en las bolsas estadounidenses.

Como lo ha observado la editorialista de Le Monde, Sylvie Kauffmann (Le Monde, 29 de enero de 2025), la aparición de DeepSeek puede leerse como el “Momento Sputnik” de la administración de Trump. Kauffmann hace referencia al lanzamiento ruso, durante la Guerra Fría, del satélite soviético Sputnik en 1957. El éxito soviético de ese entonces tomó desprevenidos a los estadounidenses y los colocó en una situación de vergonzoso atraso tecnológico. Sin embargo, en aquellos años, los estadounidenses lograron revertir la situación. En efecto, para defender su puesto de primera potencia mundial, la reacción estratégica de Dwight Eisenhower, presidente de los Estados Unidos en aquellos días, fue crear la NASA, otorgar un gran financiamiento a la Fundación Nacional de Ciencias y crear el puesto de Consejero Científico Permanente de la Presidencia. Como lo da a entender Kauffmann, en otras palabras, Eisenhower hizo que se consideraran la educación nacional y el pensamiento creativo como factores imprescindibles de la seguridad nacional.

La misma Kauffmann se pregunta por qué, durante el actual siglo, los Estados Unidos no han podido reaccionar de la misma manera que lo hicieron luego del Momento Sputnik. Encuentra la respuesta en la polarización política de la sociedad estadounidense de las últimas décadas, la cual se ha vuelto más profunda con Trump. La principal causa de esta división viene del populismo polarizador que ataca el espíritu de unidad y que promueve las deepfakes. Este demolición de la esfera pública como un espacio de debate mínimamente racional, va de la mano con el desprecio por la educación y la ciencia. Esto es aún más relevante ahora que Trump implementa recortes en el presupuesto para la educación y no tiene ningún empacho en demostrar desprecio por la ciencia. El reciente nombramiento como Secretario de Salud de Robert F. Kennedy, conocido activista antivacunas, es un buen botón de muestra. Tampoco ayuda, se puede añadir, la posición monopolista de las GAFAM, ni los frecuentes conflictos de interés en el seno de la actual administración estadounidense. Por lo pronto, el voluntarismo tecnológico y geopolítico de un Trump rodeado de una oligarquía que recuerda a la formada alrededor de Putin en los noventa, salvo que ahora creada en torno a las tecnologías de la información, presagia menos un nuevo Roosevelt o Eisenhower que el decaimiento cultural, económico y geopolítico de los Estados Unidos.

X: @jccruzr