Deuda mundial se ha quintuplicado en las últimas dos décadas: ONU
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Según un informe de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), la deuda mundial se ha multiplicado por más de cinco en las dos últimas décadas, superando la tasa de crecimiento económico. Esto se debe a que el producto interior bruto (PIB), que mide el valor de los bienes y servicios producidos en un país, sólo se ha triplicado desde 2002.
El informe señala que la deuda pública mundial alcanzó la cifra récord de 92 billones de dólares en 2022, debido al endeudamiento de los gobiernos para hacer frente a crisis como la pandemia del Covid-19. De ese total, el 30 por ciento corresponde a los países en desarrollo.
El informe de la ONU advierte que los países en desarrollo están destinando más recursos a pagar los intereses de sus deudas que a invertir en el desarrollo humano y sostenible. Por ejemplo, algunos de los países más pobres del mundo gastan más en el servicio de su deuda que en salud y educación.
Esto significa que estos países tienen menos capacidad para mejorar las condiciones de vida de su población, reducir la pobreza y la desnutrición, garantizar el acceso a servicios básicos como el agua potable y la electricidad, proteger el medio ambiente y enfrentar los efectos del cambio climático.
Además, el informe alerta que muchos países en desarrollo están en riesgo de caer en una situación de insolvencia, es decir, de no poder pagar sus deudas. Según el informe, 52 países que representan el 40 por ciento del mundo en desarrollo están en “graves problemas de deuda”.
El Secretario General de la ONU, António Guterres, ha propuesto una serie de medidas urgentes para aliviar la presión financiera sobre los países en desarrollo y permitirles recuperarse de las crisis y avanzar hacia el desarrollo sostenible, entre las que se encuentran un mecanismo global e inclusivo para reestructurar las deudas soberanas, es decir, las que tienen los gobiernos con sus acreedores. Este mecanismo buscaría reducir el monto o alargar el plazo de pago de las deudas, según las necesidades y capacidades de cada país.
También se busca una extensión y ampliación de la Iniciativa de Suspensión del Servicio de la Deuda (DSSI), lanzada por el G20 en 2020 para permitir a los países más pobres suspender temporalmente el pago de sus intereses. Esta iniciativa debería incluir también a los países de renta media en situación vulnerable y a los acreedores privados y multilaterales.
Así como una revisión y reforma del sistema financiero internacional para hacerlo más justo, transparente y democrático. Esto implicaría fortalecer la cooperación multilateral, mejorar la regulación y supervisión financiera, aumentar la participación y voz de los países en desarrollo en las instituciones financieras globales y crear nuevos instrumentos financieros para apoyar el desarrollo sostenible.